miércoles, 8 de septiembre de 2010

A 70 años del asesinato de León Trotsky (2da Parte)

LA LUCHA EN DEFENSA DE LA REVOLUCIÓN
Con esta segunda entrega le damos continuidad al ciclo de notas destinadas a revisar el legado teórico-político y la vigencia del pensamiento vivo de León Trotsky. En ese sentido, abordamos en este número de Alternativa Socialista una etapa altamente contradictoria, compleja y crucial para el curso de todo el siglo XX: el surgimiento del estalinismo como aparato político montado contra la revolución mundial. Este fenómeno va a determinar el carácter de toda una etapa mundial de la lucha de clases hasta la caída del Muro de Berlín en 1989. En esta oportunidad, nos adentramos en la caracterización del marco de surgimiento del estalinismo, sus causas y los nuevos desafíos para los revolucionarios. Asimismo, recortamos debates de actualidad que cruzan el universo de preocupaciones de la vanguardia mundial.


Ya explicamos en la nota anterior, que tanto Lenin como Trotsky entendían la Revolución Rusa como el punto de partida de la revolución Europea y mundial. Estaban convencidos y defendían la tesis internacionalista de que si la revolución no se extendía, terminaría siendo derrotada en la propia Rusia por aislamiento. En suma, que la revolución contra el capital o era mundial o no sería nada.
Pero para empezar este recorrido hay un hecho colosal para destacar: el triunfo de la revolución en Rusia abre una nueva época mundial en la lucha de clases. La época de crisis definitiva y terminal del sistema capitalista, y el jalón de un período histórico signado por crisis, guerras y revoluciones a escala de todo el mundo. El monumental impacto en la conciencia del movimiento obrero y de masas del triunfo revolucionario señaló un punto de inflexión y puso a la burguesía a la defensiva completa. El ascenso de masas en Europa incentivado por la combinación de la crisis provocada por la Primera Guerra Mundial y la existencia de una alternativa al capitalismo triunfante en Rusia motorizó el salto a la influencia de masas de los pequeños partidos comunistas en varios de los países centrales de Europa y en decenas más del mundo entero. La Tercera Internacional como polo de reagrupamiento revolucionario y dirección indiscutida con la autoridad del partido bolchevique al frente, agudizó el ascenso. Crisis revolucionaria en Alemania, Austria, Hungría y otros países. Huelgas, ocupaciones de fábrica, organismos de poder dual y milicias obreras grafican la profundidad de la situación en Europa. La burguesía acorralada actuó rápidamente: combinó concesiones económicas (jornada de 8 horas y derecho de sufragio universal) con violentísima represión a los revolucionarios. Para esta política a dos bandas, se apoyó en la socialdemocracia vendida completamente al capital. Los partidos socialistas de Europa, especialmente el de Alemania, fue comprado por la burguesía a partir de concesiones y prebendas económicas que fueron la base material de ese fenómeno objetivo. Los capitalistas europeos se dieron la línea de “ceder algo para no perder todo” y lograron cooptar a dirigentes y partidos que abonaron este salto de vereda con la teoría de las “reformas progresivas y acumulativas” para llegar al socialismo. El socialdemócrata Bernstein será el teórico estelar de esta traición criminal.
Con el fracaso de la revolución europea y el fortalecimiento de los reformistas, se produce un cambio global en la correlación mundial de fuerzas entre la clase obrera y la burguesía. El fascismo avanzará en Italia imponiéndose a partir de 1922. En Alemania, comienza el ascenso meteórico del nazismo.

EL SURGUIMIENTO DEL ESTALINISMO
Ya dijimos que en 1917, el Partido Bolchevique, que poco después se convirtió en el Partido Comunista, estableció el primer y único Estado obrero democrático del mundo. Estaba basado en los cuatro principios definidos por Lenin: todos los funcionarios debían ser elegidos y estar sujetos a revocabilidad en cualquier momento, no debían cobrar más que el salario medio de un trabajador cualificado, no debía haber un ejército permanente sino un pueblo armado, y no debía haber burocracia, sino rotación de responsabilidad para tareas administrativas a cargo de toda la sociedad. A pesar de los años de la Primera Guerra Mundial, de la guerra civil y del hambre, este naciente Estado obrero sobrevivió. Pero el atraso económico de Rusia y la derrota de las revoluciones en Estados más industrializados lo habían dejado aislado y débil. Una capa de granjeros ricos, funcionarios y arribistas ganaron posiciones más y más importantes en el Partido Comunista. Stalin, uno de sus dirigentes menores durante la revolución, se había convertido en el secretario general del partido. Utilizando su posición en el aparato del partido, proveyó de ubicaciones y prebendas a todo oportunista que estuviera dispuesto a apoyarlo políticamente. Durante los siguientes años, la totalidad del aparato, tanto del partido como del Estado, fue purgado de cualquier oposición. Trotsky describió este período como Thermidor, similar al período de reacción que siguió a la Revolución Francesa de 1789. Una contrarrevolución se estaba produciendo.

LA REVOLUCIÓN CONGELADA
En la década del 30 del siglo pasado, Stalin concentró poder absoluto. Toda la burocracia estaba bajo su directo control. Sin embargo, la sola existencia del bolchevismo como expresión del programa y la tradición revolucionaria encarnada en Trotsky, era para el estalinismo una amenaza enorme. En realidad, toda la “vieja guardia bolche” era una amenaza para Stalin. Frente a esto, se embarcó en los “juicios de Moscú”, como impostura montado completamente, tratando de borrar cualquier oposición. Lenin había anticipado como previsión científica que en una sociedad socialista el Estado empezaría a desaparecer. En la URSS ocurrió lo opuesto: el Estado se fortaleció una enormidad. El desenlace de la Segunda Guerra Mundial potenció el fortalecimiento mayor de la burocracia. Sus privilegios materiales crecieron: altos salarios, villas de vacaciones, buenos coches, tiendas especiales, escuelas especiales para sus hijos... Conforme el despilfarro y la corrupción alcanzaban niveles casi zaristas, la burocracia pasó de ser un freno relativo al desarrollo económico, en una economía que todavía se expandía más rápido que en cualquier otro país, a un freno absoluto. Sin ningún control de las masas, y con todo el poder concentrado en la cima de la máquina burocrática, la economía empezó a crecer muy lentamente y luego se estancó.

LAS TAREAS DE LA NUEVA ETAPA: LA REVOLUCIÓN POLÍTICA
Trotsky comprendió después de intentar dar una dura batalla al interior del partido, que progresivamente el estalinismo había terminado por cambiar el carácter revolucionario del partido ruso y la Tercera Internacional, a los que convirtió en meros instrumentos de la política reaccionaria de pactos con el imperialismo y la postración de la revolución en un solo país. Estas dos tesis (socialismo en un solo país y la coexistencia pacífica con el imperialismo) sepultaban pilares esenciales del marxismo revolucionario: que la batalla contra el capitalismo es mundial y que no existe ninguna posibilidad de pactos permanentes con la burguesía ni en el terreno nacional, ni internacional, sin la inevitable consecuencia de entregar la revolución al enemigo de clase. El trotskismo tiene como marca de nacimiento esta pelea central: por la defensa de la revolución permanente con el capitalismo mundial y la democracia obrera. Estas dos afirmaciones centrales de esta corriente revolucionaria tienen una vigencia enorme en debates actuales en la vanguardia en torno a los sindicatos y los organismos de masas en general tales como centros de estudiantes o federaciones. El trotskismo surge como programa revolucionario y se va convirtiendo en el polo de reagrupamiento mundial de los revolucionarios que resisten la cooptación del estalinismo o el asesinato liso y llano. Se pone a la orden del día una adecuación programática importantísima: la lucha por desarrollar una revolución política contra el régimen estalinista al interior de la URSS y en la Tercera Internacional. Se trata de asaltar violenta y revolucionariamente apoyado en la movilización de masas, el poder del estado obrero usurpado a la clase obrera por la casta burocrática encabezada por Stalin. En la próxima entrega vamos a recorrer otra etapa y nuevos debates: la construcción de la IV Internacional y el avance teórico-programático expresado en la definición de la política, orientación y tareas para la nueva realidad de la lucha de clase a escala mundial.


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Movimiento Socialista de los Trabajadores por una Nueva Izquierda