miércoles, 23 de diciembre de 2009

V Internacional:

LA PROPUESTA DE CHÁVEZ
A mediados de noviembre, en la noche de Caracas, muy arriba, en los salones del Hotel Humbolt, en la cima de El Ávila, al que solo puede accederse a través de teleférico o por caminos de montaña, Chávez anunció a los representantes de partidos políticos que participaban de una cumbre de supuestos “partidos de izquierda”, su voluntad de impulsar la creación de la Quinta Internacional.
En El Ávila, la temperatura es al menos diez grados menor que en Caracas, pero no fue eso lo que provocó el rostro congelado de la absoluta mayoría de los participantes del evento, incluidos los organizadores: ministros del gobierno chavista y dirigentes del PSUV. Como en la tarde calurosa de 2005 en Porto Alegre cuando Chávez volvía a poner a rodar por el mundo la palabra socialismo de manera alternativa al actual sistema, aunque esta vez sumándole un apellido confuso como el de Siglo XXI, ahora le metía un debate a la izquierda mundial sobre la necesidad de crear una organización internacional para “superar al capitalismo por el socialismo”.
El marco no era el propicio. Los invitados, en su mayoría, estaban más interesados en hacer negocios con la boliburguesía local o la burocracia estatal “roja rojita”, que hablar de internacionales y menos escuchar los nombres de Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, Marx o Engels. Rápidamente el representante del PRI mexicano, aliado al PJ argentino en una variante de internacional democratacristiana, interrumpió a Chávez y lo invitó a sumarse a esa organización. Los representantes del PT de Brasil afirmaron que prefieren mantenerse en el marco del Foro de Sao Paulo, una especie de rejunte de socialdemócratas neoliberales. Y los partidos comunistas de América Latina, a excepción del cubano que aun hoy no se ha pronunciado, defendieron su tesis de frentes antiimperialistas ya fracasados a lo largo de décadas. Ellos (los PCs) no pueden tolerar el reconocimiento de la Cuarta Internacional, prefieren que se mantenga oculta para no tener que explicar los crímenes contra la revolución mundial cometidos por el estalinismo.
Ni los invitados, ni el escenario, lo ayudaron. Chávez insistió en el Congreso del PSUV y puso a consideración de los delegados del Congreso, el debate sobre la Quinta Internacional. Pero tuvo que reconocer que en todo caso avanzaría con quienes estuvieran dispuestos a acompañarlo, aunque fueran pequeños partidos. Y anunció una futura reunión de un comité promotor para Abril de 2010.

LA CRISIS, LA NUEVA ETAPA MUNDIAL Y LA NECESIDAD DEL REAGRUPAMIENTO DE LOS REVOLUCIONARIOS
El discurso y la propuesta de Chávez expresan una realidad internacional ya inocultable. La crisis estructural del capitalismo imperialista no tiene vistas de solución. El sistema es cuestionado en su centro mismo, Estados Unidos. Terminó la etapa en que el imperialismo avanzaba con su ideología de fin de la historia. Y el mundo está sacudido por un proceso donde la salida a las atrocidades del sistema y la barbarie consecuente que provocará el imperialismo de mantenerse, es cada vez más claramente el socialismo.
Pero justamente lo que hace inconsistente el llamado de Chávez es el auditorio elegido y lo difuso de la propuesta. Esos invitados en su gran parte prefieren mantener el curso de barbarie que provoca la permanencia del sistema del capital. La propuesta tampoco cuenta con un marco que delimite, más allá de recoger la tradición histórica de las internacionales anteriores y de las críticas al stalinismo, la propuesta es confusa al menos como la de socialismo de siglo XXI.
Sin embargo expresa la necesidad de reagrupamiento de fuerzas para enfrentar en mejores condiciones al imperialismo y a los enemigos interiores del pueblo trabajador.
En ese sentido es una propuesta a tener en cuenta, a evaluar su evolución, y a entrar de lleno al debate que propone. No es un debate que pueda despacharse con adjetivos calificativos. Es necesario tomar en cuenta la realidad internacional y la necesidad que de ella se desprende.
Que la propuesta de Chávez no sea la salida que propugnamos los que sostenemos la actualidad de la IV Internacional y su programa, no significa que debamos despreciar el espacio de debate e inclusive de acciones unitarias que pueda generar. Por eso vamos a participar en las reuniones y eventos donde estos temas se debatan, llevando nuestras propuestas políticas y programáticas. Y en ese sentido, es una obligación de las fuerzas que luchamos por un reagrupamiento internacional de los revolucionarios, buscar tácticas y políticas comunes para participar de este debate.


LAS INTERNACIONALES Y LA ACTUALIDAD DEL PROGRAMA DE TRANSICIÓN
A La derrota de la Comuna de París fue el prólogo de la desaparición de la I Internacional. Fundada en 1864 y disuelta en 1872 la Primera Internacional vivó la época de la revolución obrera y popular conocida con el nombre de La Comuna de París. Cuando en 1972 se resuelve su traslado a Estados Unidos, se disuelve. Marx y Engels que fueron los creadores de su manifiesto inaugural que termina bajo el lema de que “la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”. Siguieron luchando por la construcción de esa herramienta internacional.
Luego de diversos intentos en 1889 Engels logra fundar la Segunda Internacional. La mayoría de ella fue integrada por partidos socialdemócratas. Entre ellos se encontraba el ruso, que luego con el nombre de Partido Bolchevique toma el poder en 1917. Sin embargo, la Segunda Internacional, ya estaba rota desde 1914 cuando cada uno de los partidos integrantes de la misma acompaña a su propio gobierno imperialista votando los créditos de guerra en lo que se conocería como la Gran Guerra o I Guerra Mundial.
En la década del 20 se vuelve a reconstruir bajo el nombre de Internacional Socialista pero ya con un carácter marcadamente reformista. En la actualidad en ella ingresan partidos burgueses, como la UCR de Argentina.
Lenin y los llamados internacio-nalistas habían roto con ella en el catorce e intentaron un reagrupamiento internacional que apenas realizó dos reuniones. Inmediatamente a la toma del poder por el partido Bolchevique, se comenzó a preparar la construcción de la III Internacional.
Uno de los secretos mejor guardados del final de la II Guerra Mundial fue la exigencia de los Aliados, es decir Roosveelt y Churchill a Stalin de eliminar a la III Internacional Comunista, para ese entonces con años sin funcionar y conocida como Komintern.
Ya no era la Internacional de los primeros años de la Revolución Bolchevique, una organización que realizaba congresos anuales en el Moscú asediado por la guerra civil, el bloqueo imperialista y el hambre del Comunismo de Guerra. Congresos en los que pueden recordarse ardientes discursos de Lenin o Trotsky, Antonio Gramsci, Clara Zetkin, Andrés Nin o José Carlos Mariategui. Congresos que apostaban al triunfo de la Revolución Alemana y al desarrollo imparable de las fuerzas del socialismo a nivel internacional.
La que enterró el estalinismo para complacer a los Aliados, no era la III de Lenin, era apenas un sistema de partidos satélites que seguían sin ninguna queja las políticas nacionales que convenían a la diplomacia de la URSS estalinista y que deberían esperar para un futuro lejano la lucha por el socialismo en sus propios países para que se pudiera realizar el socialismo en la madre Rusia.
Otro secreto de Estado, guardado también celosamente, fue que el asesino de Trotsky por cuenta de Stalin, el español – ruso, Ramón Mercader, vivió y terminó sus días en la Cuba revolucionaria del Che y Fidel. Cuidado por “asesores” estalinistas, los mismos que muy posiblemente aceleraron la partida del Che a Bolivia, donde lo entregaron a las fuerzas contrarrevolucionarias. Trotsky acababa de insistir en la fundación de la IV Internacional en 1938, en la perspectiva de que una nueva guerra mundial, que de hecho estalló en 1939, abriría definitivamente las puertas de la humanidad a la lucha por y a la construcción del socialismo internacional. Por eso, el fundador del Ejercito Rojo dedicó enormes esfuerzos a la redacción del Programa de Transición, el programa de la IV.
Lenin y Trotsky no hacían otra cosa que seguir el camino de Marx y Engels. Al poner en pie las organizaciones internacionales de la revolución socialista, buscaban como aquellos construir una herramienta para luchar contra el capitalismo y el imperialismo en el caso de los primeros, en todo el planeta.
La Cuarta Internacional nunca alcanzó tener influencia de masas a escala internacional. El asesinato de Trotsky, el fortalecimiento del estalinismo le dieron al imperialismo un respiro de varías décadas.
Sin embargo, la actual crisis del capitalismo en la que los gobiernos y los patrones intentan que los costos recaigan sobre las espaldas de los trabajadores y los pueblos de todo el mundo, la creciente entrada en escena de la clase obrera haciendo la experiencia con los aparatos sindicales y políticos, y los propios procesos revolucionarios en curso muestran la vigencia del Programa de Transición en sus propuestas centrales.
Más que nunca se hace necesaria la movilización unitaria a partir de las necesidades concretas de los trabajadores y el planteo de salidas transicionales, que impliquen dar un paso más
adelante en el camino de las salidas de fondo.

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Movimiento Socialista de los Trabajadores por una Nueva Izquierda