jueves, 17 de junio de 2010

Ciudad de Buenos Aires

EN LA METROPOLITANA, REPRESORES AL MANDO
Pablo Vasco
En los próximos días, la comisión de revisión de los legajos de la Policía Metropolitana (PM) deberá emitir su primer informe. La creación de la comisión la aprobó la Legislatura en noviembre pasado mediante la Ley 3.255, pero como no hubo sesiones recién se constituyó a fines de abril. Se designó una mesa ejecutiva de 9 miembros: la Defensora del Pueblo de la Ciudad, Alicia Pierini, más 8 diputados: 4 oficialistas y 4 opositores, uno de los cuales es Marcelo Parrilli.
Esta comisión surgió a partir de los escándalos en la PM, que desde el caso del Fino Palacios en adelante confirmaron que fue montada por Mauricio Macri como un órgano represivo. Sin olvidar que si él pudo hacerlo fue gracias a la complicidad de los bloques K y del PS que, junto al PRO, le aprobaron la ley.

LO QUE SURGE DE LA REVISIÓN
Entre enero y marzo, Macri tuvo que dar de baja a otra decena de altos oficiales, entre ellos Miguel Ángel Colombo, ex comisario federal procesado por coimear a prostíbulos.
Entre abril y mayo hubo cinco reuniones formales de revisión, donde se examinaron los 47 legajos de todos los cuadros superiores de la PM: 4 superintendentes, 7 comisionados generales, 9 comisionados mayores y 27 comisionados. En la primera reunión, Parrilli denunció el caso de Ricardo Raúl Ferrón, ex comisario de la Superintendencia de Seguridad Federal (SSF) en la dictadura y partícipe del secuestro de varios abogados del CELS en 1981, incluido Parrilli. En consecuencia, exigió la baja inmediata de Ferrón y de todo otro oficial que hubiera actuado en organismos represivos o de inteligencia en aquellos años de plomo.
De la revisión de antecedentes, surge la conclusión principal: en su amplia mayoría, 37 de 47, o sea un 79% del total, actuó en la Policía Federal u otras fuerzas policiales o de seguridad en la dictadura. Varios revistaron en la SSF e incluso en su nefasta División de Asuntos Políticos. En resumen, 4 de cada 5 de los máximos jefes de la PM integraron fuerzas represivas durante el terrorismo de Estado.
Aparte, ningún legajo incluye la aprobación del curso de nivelación y casi ninguno el certificado de exámenes psicofísicos, requisitos legales. Faltan también las declaraciones juradas de no estar bajo proceso judicial. Y en varios casos falta el detalle de los destinos dentro de la Federal o en la actividad posterior.

QUE SE VAYA MACRI Y SU POLICÍA
Según Macri, su policía iba a ser nueva, comunitaria y de proximidad con los vecinos. Hizo todo lo contrario: al frente puso a viejos cuadros formados por la dictadura. La web oficial describe el perfil de los integrantes de la PM: «Ciudadanos con formación de excelencia, eficientes y responsables; como cualquiera de nosotros, que vivan en nuestro barrio y conozcan lo que sentimos sus vecinos. Con espíritu de superación y solidario. Una policía con la que nos identifiquemos y defienda los intereses de todos. Un cuerpo proactivo, dinámico, positivo y diligente. Que sea respetado por los vecinos por su eficacia y profesionalidad. Que se convierta en un referente indiscutible, equilibrado y reflexivo, respetuoso del prójimo, solidario y con amplio espíritu de superación.» ¡Una preciosura!
Todo verso. A cuidar la seguridad de los vecinos, Macri puso mano de obra vieja y de pasado represivo. Si no secuestraron o torturaron ellos mismos, como Ferrón, estaban en la pieza de al lado, sabían lo que pasaba y no lo denunciaron. No cumplen con los criterios democráticos y de idoneidad más básicos, ni siquiera con la Ley 25.188 de Ética de la Función Pública, ni con la Resolución 34/169 de la ONU para personal policial ni con los requisitos de la propia Ley 2.894 macrista.
Esa cúpula policial debe ser dada de baja y la Metropolitana debe ser disuelta. Una fuerza de seguridad comunitaria se debe basar en principios democráticos, con control vecinal y de los organismos de derechos humanos. Y por todo esto, más el procesamiento por las escuchas ilegales junto a Ciro James y el Fino Palacios, Mauricio Macri debe ir a juicio político y ser destituido de su cargo de jefe de gobierno.


¿Motoquero o motochorro? Días pasados, por un embotellamiento, Macri terminó yendo a un juzgado llevado por un motoquero, atrás y sin casco. «Me llevó un motochorro», dijo después en un acto fallido. Como denunció Parrilli, «además de confirmar su naturaleza reaccionaria, según los criterios del PRO el verdadero motochorro es Macri, que viajó de acompañante en una moto». Es que un proyecto macrista quiere prohibir a los acompañantes de motoci-clistas en el microcentro y obligarlos a usar chaleco reflectante en el resto de la Ciudad. Más allá de que lo multaron por no llevar casco, lo esencial del equívoco de Macri es que desnuda su pensamiento facho. Para él, todo motoquero, cuidacoche, trapito, vendedor ambulante, artesano, cartonero, manifestante o pobre es ni más ni menos que un delincuente.

No hay comentarios:

Movimiento Socialista de los Trabajadores por una Nueva Izquierda