sábado, 8 de mayo de 2010

Análisis de Coyuntura

EL ÁRBOL Y EL BOSQUE
El gobierno que viene atravezando una tormenta en las alturas, parece haber retomado la iniciativa. Algunos logros en el parlamento gracias a la impotencia de la oposición burguesa, la presidencia del UNASUR y algunas medidas sociales, podría inducirnos a una lectura equivocada de la coyuntura que transitamos. Pero no todo lo que brilla es oro. Desde el propio régimen, todavía huérfano de un proyecto opositor de recambio que funcione, necesitan abonar a la tesis de la “recomposición” K. y de su ilusionismo colectivo. Pero la sensación térmica entre los trabajadores y el pueblo es muy diferente. La economía real sigue castigando para abajo, la caldera social acumula tensiones y el horizonte dista de ser un lecho de rosas para la gobernabilidad que necesitan los de arriba. El árbol no puede taparnos el bosque. De allí la necesidad de acumular fuerzas y prepararnos para nuevos giros bruscos.

Guillermo Pacagnini
Es importante que los luchadores y la izquierda nos ubiquemos correctamente en la coyuntura nacional porque de esa lectura se desprenden las tareas y desafíos que tenemos en lo inmediato y a mediano plazo. Algunas corrientes de izquierda se impresionan con los vaivenes de una realidad cambiante y opinan que nuestro país en cierta medida está “desacoplado” de la crisis capitalista, hay de hecho un nuevo ciclo de crecimiento económico y fortaleza del gobierno y por ello encaran defensivamente las tareas de la lucha de clases. Nosotros opinamos distinto.
Es cierto que en los últimos meses transitamos una coyuntura distinta a la que vivimos en el último trimestre del 2009 donde el protagonismo central fue del movimiento obrero que libró combates desbordando a la burocracia, el activismo combativo y la izquierda. Desde el gobierno y el régimen lograron trasladar el centro de la escena al parlamento. Tratando de dirimir allí, entre bambalinas y de espaldas al pueblo, las peleas entre gobierno y “oposición”, que no son otra cosa que las peleas entre dos visiones de cómo canalizar la crisis capitalista para que la paguemos los de abajo. Sin embargo el costo no fue gratuito, porque no se asentó en un cambio en la relación de fuerzas, ni sea asestó ningún golpe al movimiento obrero que siguió luchando. Se hizo en base a concesiones arrancadas con reclamos y peleas o medidas preventivas para evitar que la conflictividad crezca. A costa de tensar la relación entre los de arriba y acumular nuevos problemas para un gobierno y un modelo político y económico que ya fracasó y que prolonga su agonía porque no hay recambio que lo sustituya.

LA “OFENSIVA” DE LOS K TIENE PIES DE BARRO
El gobierno puede desplegar iniciativas por el relativo aire que le da una oposición burguesa que no logra vertebrar ninguna alternativa dinámica y creíble. Que tome algunas iniciativas, de ninguna manera significa que haya superado su debilidad estructural. Por más que se destaquen 3 ó 4 puntos de subida en alguna encuesta, lo significativo es que en ninguna variante supera el 25%, un techo infranqueable que demuestra que no recupera el capital político que ya perdió. Porque perdió lo fundamental: su relación política con la gran mayoría del pueblo que ya le dio la espalda.
La base de apoyo real del gobierno se reduce, caja política mediante, al aparato del PJ, las huestes de D‘Elìa y Pèrsico y la burocracia de Moyano y disputa para asegurarse el sector de Yasky de la CTA. Y apela nuevamente al doble discurso «progre» para disputar una franja que todavía se confunde con la campaña temeraria de la desestabilización, el golpe o que se viene la derecha. Utilizando arteramente el 24 de marzo, o hablando hipócritamente de la “segunda independencia o contra los monopolios mediáticos.
El enfrentamiento y la crisis de estos meses con la oposición, se originaron ante la necesidad de tomar medidas para recuperar dineros porque se le vació la caja fiscal. Y acolchonar los efectos de la crisis internacional que, como lo muestran ahora Grecia y el nuevo desplome bursátil, está lejos de “amesetarse”.
Los K. tienen la contradicción de la necesidad económica de apretar las tuercas. Pero saben que no hay márgenes políticos para un ajuste clásico que terminaría de minar su capital político y arriesgaría mucho más la gobernabilidad. Por ello, así como en su momento fue a meterle la mano en el bolsillo a los chacareros con la 125, y luego se llevó los fondos jubilatorios, ahora disputó por meter mano en las reservas para hacer caja y pagar la deuda. Su barniz progre fue para pagar la deuda, no para distribuir.
Y trataron de poner algunos paños fríos frente a los crecientes reclamos obreros y populares por la miseria creciente y la carestía inflacionaria, como lo fueron los planes de Argentina Trabaja, las asignaciones familiares y el recule de los techos salariales. Con luchas de distinto tenor los trabajadores arrancaron aumentos que, aunque insuficientes, superaron las pautas que imaginaron patronales y gobierno.
El gobierno gana aire viciado. Porque la oposición es un mamarracho, como desarrollamos a continuación. Y en la necesidad de confrontarlo, agiganta su imagen de todopoderoso. Pero no debemos confundirnos. No todo lo que reluce es oro. Los K. ya no logran recuperar base social y su debilidad estructural no ha cambiado. Se percibe en la bronca en las calles, en las luchas por trabajo y salario y en la búsqueda de algo nuevo por parte de amplias franjas que tampoco ven en la oposición burguesa una salida verdaderamente alternativa.
Por ello, no podemos confundirnos. Hay que combatir el doble discurso, desenmascarar las mentiras K. como lo fue la ley de medios, como lo es la tramposa iniciativa que preparan ahora de “reforma financiera”. Al tiempo que denunciamos a la falsa oposición que no sólo es más de lo viejo sino que se postula como variante a la derecha de los Kirchner.

DE NUEVO EL VERSO DE LOS “BROTES VERDES” Y EL CRECIMIENTO
Ahora se ha reinstalado el debate sobre una “nueva ola de crecimiento”. Por necesidades obvias de seguir currando, los voceros del mundo empresarial y sus escribas dieron por concluida la recesión. Necesitan crean un clima de “certidumbre” al que por cierto no contribuye la crisis política en curso. El gobierno se monta en este canto de sirena. Aducen cierta reducción de la fuga de capitales, por cierto coyuntural y una leve reactivación en la industria automotriz que aún está lejos de los niveles previos al 2008 y sin toma neta de empleados ni aumento en los ritmos de producción. El leve incremento del consumo vía las asignaciones familiares y los aumentos de salario, es el otro argumento que cimenta el nuevo verso de que ya hay “brotes verdes” y “volvemos a crecer”.
Hace pocos días las cifras de desocupación en aumento, de trabajo en negro y de pobreza, certifican que estamos lejos de ponerle punto final a la crisis. La consultora Ernst & Young según Clarín (02/05/10) certifica en una encuesta que no hay expectativa de tomar nuevo personal, que a lo sumo se considerará algún recurso humano fuera de convenio y “de reemplazo” y que los salarios van a estar por detrás de la inflación. Si ellos lo dicen…
Por el contrario, a la sensación térmica artificial que nos quieren hacer creer, la inflación es el mecanismo de saqueo al bolsillo que desnuda la realidad y que incluso se lleva puesto el poco dinero “inyectado” vía las asignaciones familiares y los incrementos salariales.
El mismísimo Moreno debió hablar de inflación y no de “tensión en los precios”. La pobreza y la indigencia vienen creciendo exponencialmente con la inflación, porque el consumo obrero y popular está compuesto mayorita-riamente por la canasta básica de alimentos. La “inflación del supermercado” que tanto refiere Moyano, supera en 2 o 3 veces la inflación medida por cualquier índice habitual y ella constituye el grueso del gasto de las familias de menores ingresos.
Mientras no se solucionen los problemas estructurales de la economía no habrá asignaciones ni planes sociales ni salarios que aguanten.
Hay sectores que ya piden una devaluación mayor como la UIA y la Mesa de Enlace que hablaron de un dólar a más de 4 pesos, lo que a su vez traerá más inflación. Otros sectores además de ello pretenden formas de ajuste más clásico, con tarifazos directos y rebaja del “gasto público” es decir de salud, educación y presupuestos sociales. Los Kirchner apuestan a seguir ajustando en cuotas vía el impuesto inflacionario. Por más que lo nieguen, la inflación es una forma de ajuste pérfida que se descarga sobre los trabajadores y sectores populares.
La única manera de salir de este círculo es lograr, como venimos planteando desde el MST, un plan económico alternativo obrero y popular que arranque de medidas emergencia como un aumento general de salarios público y privado planes sociales y jubilaciones acorde a la canasta alimentaria, reajustable según la inflación real, sacarle el IVA a los productos de primera necesidad; prohibir por ley los incrementos de precios a estos productos, aplicando la Ley de Abastecimiento, nacionalizar la banca y el comercio exterior y dejar de pagar la deuda externa.

CRUJE EL MAPA DE LOS PROYECTOS OPOSITORES
Tanto Reutemann como Cobos, que se proponían como referentes y aglutinadores de sus respectivos sectores, han caído en las encuestas y nuevos postulantes han formalizado sus aspiraciones a conducir el disperso panorama de la oposición burguesa. Como el propio Duhalde, De Narváez y Macri, Das Neves o Alfonsín. La falta de arraigo popular y sus propuestas de salida por derecha son los que impiden que despegue alguno de estos proyectos en una situación cuyo sesgo no está direccionado hacia la derecha y, paradójicamente, lo que le dan aire al gobierno y a su campaña mentirosa para llevar agua a su molino.
Más allá del amor o el odio hacia el perfil de los Kirchner, todos los sectores del establishment están obligados a sostener al matrimonio gobernante para pilotear la transición. Necesitan apuntalarlo para garantizar esa gobernabi-lidad que todos, oficialistas y opositores burgueses, necesitan.
Y dada su debilidad, el gobierno se ve obligado a aumentar sus rasgos autoritarios y bonapartistas para pilotear una situación con mucha debilidad de las instituciones burguesas y sin una variante opositora que pueda ser alternativa. Para apuntalarlo, el propio establishment agiganta la imagen del poder de recuperación de un gobierno que ya no tiene chances de volver a ganar masivamente credibilidad popular.
El lío desarrollado en la oposición y la intensificación disputa de los K. empujan a la posibilidad de realineamientos. En el espectro de centroizquierda, hay sectores que han reforzado su alineamiento con los K. como el de Sabatella. Que tiene su correlato al interior de la CTA.
Los K, más allá de los ritmos de su debacle, ya no van más. Y la oposición no es salida. Por ello sigue pendiente la necesidad de poner en pie una alternativa amplia y unitaria.

LOS TRABAJADORES SALIERON A DISPUTAR FRENTE AL SALTO EN LA CARESTÍA
En el sector público fueron los docentes una vez más lo que han estado a la vanguardia, junto a estatales, judiciales, docentes universitarios y trabajadores de la salud en un amplio número de provincias. La pelea de Neuquén que sigue, hoy requiere de la mayor solidaridad. Así como los autoconvocados de la salud de Tucumán que han vuelto a salir a la pelea. Hubo paros nacionales de ATE: Aunque lamentablemente, la dirección de la CTA no unificó la pelea para que se coordinen luchas que se dieron aisladas.
En el sector privado muchas veces es la propia burocracia que se tuvo que poner al frente. Ante las distintas paritarias, no tuvo margen para acompañar los reclamos empresariales de ajustar los aumentos a un 13% y los deseos utópicos del gobierno de ceñirlos en una pauta del 19%. Por supuesto que donde se peleó, se lograron mayores aumentos. Y donde se desbordó a la burocracia o se empujó la movilización hubo aumentos mayores, que muchas veces superaron el 30%, aunque los límites tremendos de las direcciones burocráticas, hicieron que se dividieran en cuotas para su cobro. O no fuera su totalidad al básico.
La pelea se dio coincidente con los sectores desocupados organizados que pelean por trabajo sin clientelismo, disputando una porción de la ayuda social que el gobierno quiere repartir entre los punteros para apuntalar su proyecto.
Y de una intensificación de las peleas democráticas y populares, como la masiva movilización del pueblo de Gualeguaychú repudiando el fallo de La Haya. Y la prisión de Martínez de Hoz, un hecho emblemático y nuevo jalón en la lucha contra el genocidio.
La perspectiva es a que se sigan acumulando tensiones en la caldera social y se vaya a nuevas luchas por trabajo y salario, frente al proceso inflacionario.
La preocupación del gobierno y empresarial es al pronóstico que varias encuestas marcan hacia un crecimiento en la conflictividad. En el área del estado, por la crisis de las economías regionales que baila al ritmo de la crisis presupuestaria, la caja K y de las relaciones políticas de gobernadores y presidencia. En el sector privado, la consultora Consu-asor (La Nación 2/5/10) prevé un mayor tenor de medidas de fuerza por el proceso inflacionario. Cuando calculan reclamos de hasta un 35% de aumentos y sus previsiones que están lejos de ceder esos guarismos. El mismo informe, denota preocupación asimismo por la conflicti-vidad entre los estatales y sectores populares.
Al calor de estas peleas seguirá surgiendo activismo combativo que es materia prime para disputar las nuevas conducciones. En este número de AS reflejamos el rico proceso que se está dando en el gremio de la Alimentación, en particular ahora en la Pcia. de Córdoba. La visita de la misión de la OIT, más allá que no signifique ninguna garantía, es una expresión de la pelea que se viene dando contra una arista del viejo modelo sindical: la libertad sindical que sólo puede lograrse plenamente de la mano de lograr la independencia del estado y el derecho pleno de los trabajadores a organizarse como democráticamente lo decidan.
Los luchadores sindicales y de izquierda tenemos la tarea de apoyar las luchas en curso y las que vendrán. Por el salario y por un programa alternativo antica-pitalista para salir de la crisis. Fortaleciendo y ayudando al desarrollo del activismo combativo en el camino de forjar una nueva dirección democrática y combativa para el movimiento obrero. Hoy la tarea es hacernos fuertes por lugar, ahora apoyando a los compañeros de la alimentación, apoyando el proceso del nuevo sindicato del Subte, etc. Practicar y difundir un nuevo modelo sindical, de independencia absoluta del estado, el gobierno y sus expresiones políticas, de la mayor democracia de base; y de integración proporcional de las corrientes de opinión reales que se expresan entre los trabajadores. La pelea por impulsar una nueva dirección es una tarea para las luchas y también frente a los procesos electorales como los que se dan en distintos gremios y se van a dar este año en la CTERA y la CTA.

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Movimiento Socialista de los Trabajadores por una Nueva Izquierda