miércoles, 9 de febrero de 2011

A tres años del asesinato de nuestro compañero Lázaro Duarte, escribe su hijo Luis:

¡LÁZARO, PRESENTE!
El próximo 20 de febrero se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Lázaro, tras un mes de dar dura batalla por su vida en el hospital Castro Rendón de Neuquén.

Esta vez lo voy a recordar como el militante revolucionario que fue. En sus años de joven tenía sentimiento peronista, como la mayoría del pueblo argentino pero nunca militó en ese partido. El 20 de Junio del 73 participó de esa gran movilización que fue a recibir a Perón a Ezeiza y que terminó en lo que hoy conocemos como la masacre de Ezeiza.
Ingresó al partido, creo que en 1984 (al viejo MAS), y a partir de ese momento no paró de militar por la causa revolucionaria.
A fines de los 80 trabajando en un frigorífico llamado El Bierzo, participo en la lista de oposición que se propuso como objetivo sacar la burocracia del sindicato. Dieron una dura pelea y perdieron las elecciones por poquitos votos. Esto de haber sido activista le costó que a una semana de terminada las elecciones tuviera el telegrama de despido en su casa. Le faltaban algunos años para jubilarse y tuvo que sobrevivir changueando de herrero.
Fueron duros esos años, el menemismo y la ola neoliberal mundial avanzaban y era muy difícil ir contra esa fuerza. A pesar de la dificultad, siempre se plantó y le discutía a cualquiera que no había que pagar la deuda externa, que la única salida era el socialismo.
Luego participó del movimiento que encabezó Norma Plá, luchadora del movimiento de jubilados.
Como militante de la Regional Oeste, se caracterizó por estar siempre dispuesto a hacer cualquier actividad que el partido le indicara. Le gustaba encargarse también del mantenimiento del local, de los arreglos cortar el pasto y todas esas cosas que la mayoría no ve, pero que son fundamentales para el funcionamiento de un local político.
Una de las tareas que más le gustaba era anotarse para viajar al interior del país a colaborar con las campañas de afiliación de cada provincia. Viajó a muchos lugares del país, de sur a norte y siempre trajo los mejores recuerdos de los compañeros de cada lugar.
Su último acto militante es para mí uno de los más importantes. En la tarea de afiliaciones en Neuquén y por defender a un compañero en un ataque a nuestro local, recibió nueve puñaladas que le provocaron la muerte. Y pongo este como su acto más importante, porque lo pinta de cuerpo entero. Enfrentar cualquier peligro aún ante la adversidad y en defensa de un compañero. La moral revolucionaria en su máxima expresión.
En esta nueva etapa que atravesamos ahora, siendo parte del Movimiento Proyecto Sur, se nos abre la posibilidad de acercar al partido a nuevos compañeros, y por eso es necesario valorar y reafirmar qué tipo de militantes tenemos que ser. Necesitamos muchos Lázaros dispuestos a entregar todo por el partido.

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Movimiento Socialista de los Trabajadores por una Nueva Izquierda